El niño con la pijama rayada

Recientemente pude ver una película que me impactó. Es cierto que hay muchas películas cuyo tema gira alrededor de la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración. En realidad, nunca dejan de impactar. Pero esta película está enfocada desde el punto de vista de un niño, lo cual causa un efecto distinto que las demás películas con tema similar.
El caso es que Bruno, un niño de ocho años, alemán e hijo de un comandante Nazi, es llevado a vivir al campo porque su padre había sido ascendido a un mayor rango. Este niño no se ha percatado que hay una guerra ni mucho menos que los Nazis pretendían exterminar a los judíos. Desde que llegan a su nuevo hogar comienza a percatarse de cosas extrañas pero no logra atar cabos. Resulta ser que la casa estaba muy cerca de un campo de concentración, el cual podía ver desde la ventana de su dormitorio. Les preguntaba a sus padres por qué los granjeros usaban pijamas. Este niño, confinado a estar siempre dentro del perímetro de su casa, sin poder ir a la escuela ya que un tutor llegaba a darles clases, decide explorar. Por eso no es en vano que dicen que “la curiosidad mató al gato”. Tal es su sorpresa que después de atravesar un bosque llega a una parte del campo de concentración. A través de una malla conoce a Shmuel, un niño de su misma edad, sólo que era judío y también estaba vestido con pijama de rayas. En su inocencia, Bruno no logra entender el motivo de su encerramiento. Eso no los detuvo en hacerse amigos. Un día, por casualidad, Shmuel se encontraba en casa de Bruno limpiando copas, y le dio un pastelito porque su amigo estaba siempre hambriento. Por mala suerte lo descubre un oficial Nazi comiendo. Bruno para no ser regañado, miente y niega que son amigos y que le dio comida. Pasan días y Bruno no ve a su amigo, hasta que cuando por fin lo vuelve a encontrar se entristece al ver que había sido golpeado fuertemente en la cara. Le pide perdón y vuelven a hacer amigos.
En el transcurso de la película se puede ver que la guerra cambió a toda la familia de Bruno, a su padre, a su madre y a su hermana. Sus padres comenzaron a pelear ya que su mamá no estaba de acuerdo con lo que le estaban haciendo a los judíos y decide irse con sus hijos. A todo esto, Shmuel le pide a Bruno que lo ayude a encontrar a su padre que no aparecía. El día en que Bruno se iba de ese lugar, se escapa y logra llegar al campo de concentración. Escarban un hoyo por debajo de la malla para entrar al campo de concentración. Luego, se quita la ropa para ponerse una pijama rayada que le había conseguido Shmuel. Juntos corren en busca del padre de su amigo, pero lastimosamente, caen en el grupo que en ese momento era llevado a la cámara de gas para luego ser incinerados. Es verdaderamente escalofriante lo que se vio después. Sus padres enloqueciendo porque no lo encuentran llegan hasta el campo de concentración y lo único que encuentran son sus ropas tiradas en la tierra. Antes de morir ambos niños, desnudos, junto a un montón de hombres, se agarran de las manos mientras se apagan las luces y tiran el gas.
Se me vinieron a la mente un montón de dichos que he escuchado a lo largo de mi vida. Uno de ellos es el famoso “Ojo por ojo, diente por diente”. No en cuanto a que la venganza sea buena, más bien desde la perspectiva de ponerse en los zapatos de otros. Creo que las personas hasta que no logran sentir en carne propia lo que otros sienten, no logran tener empatía. Y eso es lo que necesitamos los seres humanos, tener empatía hacia el prójimo. También se me vino a la mente la regla de oro, “no le hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran”. Pero lo que más me enterneció fue la inocencia de los niños, que muchas veces es manchada por los comentarios y acciones de los adultos. Los niños no entienden de racismo, sexismo, prejuicios, ni de guerras. Eso lo van aprendiendo mientras van creciendo. Por eso la niñez es una época tan linda y preciada que debe ser respetada.
Por: Bruno