"Little Miss Perfect" por: chocoflakes

"Little Miss Perfect" por: Chocoflakes

Los concursos de belleza son competencias basadas en la belleza, el talento y la personalidad de las concursantes. Las ganadoras llevan el título “reinas de belleza”. Pero ¿Qué necesidad tiene una niña de 6 años de ser coronada reina de belleza? Sin duda que ninguna. Una niña no tiene por qué ponerse más maquillaje que los integrantes de Kiss, ni de ponerse pelucas, uñas acrílicas, dientes postizos o bronceador artificial. Una niña de esa edad sin todo eso ya es bonita, adorable y tierna. Pero sus madres están seguras que es algo bueno y tienen razones específicas para ponerlas a concursar como: ganarse una beca para la universidad, socializar, perder el miedo de hablar en público para mejorara su autoestima; pero también puede que solo lo hagan por satisfacción personal o para hacer con sus hijas lo que ellas nunca pudieron hacer. El amor de estas madres hacia sus hijas no se cuestiona, pero sus métodos sí. Estas mujeres les graban la idea desde pequeñas que tiene que ser perfectas y les inculcan la obsesión por ser ganadoras y superficiales, esto seguramente hace que estas niñas formen una idea errónea de lo que es o no ser una persona bella en realidad.

Actualmente se ha vuelto muy común ver que madres ingresen a sus hijas a estos concursos. Incluso, hay dos series muy populares llamadas “Little Miss Perfect” (Pequeña Miss Perfecta), y “Pageant Moms” (Las madres de los certámenes de belleza para niñas). Se trata de cómo estas mujeres hacen hasta lo imposible para que la niña sea coronada al final de cada concurso. Este tipo de series nos abren los ojos, y nos hacen ver lo que estas madres les hacen a sus hijas. Las regañan, presionan y hasta las explotan haciéndolas practicar muchas horas hasta que hacen perfecta la rutina de baile o cantan perfecta la canción para el show de talentos, sin importarles que la niña está cansada o que quiere ir a jugar. Para estas madres la rutina es más importante que la niñez de su hija.

Cuando se les pregunta a estas mujeres por qué hacen esto con sus hijas contestan con mucha seguridad que eso no es nada malo, y que para ellas es un hobby como cualquier otro. Una mujer en particular al ser entrevistada dijo, “cualquiera que piense que hacemos algo malo es seguramente porque tiene una hija fea”. Estas mujeres creen firmemente que estos concursos van a ayudar a sus hijas a manejar situaciones de presión o a ser más sociables. Lo que ellas no se dan cuenta es que estas niñas en realidad no quieren estar allí, pasando por todo ese estrés y preocupación. El egoísmo de estas madres no tiene límites.

El costo de la inscripción es bastante caro y no digamos los vestidos de las niñas, que tienen un precio de 1,200 a 1,500 dólares. Pero a ellas no les importa pagar estas cantidades exageradas o endeudarse con las tarjetas de crédito. Las madres que no tienen cómo pagar todo esto toman medidas alternativas extremas. Las niñas, en vez de pasársela bien, se estresan y lloran por cosas tan simples como: un movimiento mal hecho, un pie mal puesto o una palabra mal dicha, ya que de ninguna manera quieren decepcionar a sus madres siendo unas “perdedoras”. Mientras que las niñas están desfilando por la pasarela se ve a una madre del otro lado del escenario, haciéndole señas a su hija para que se ría más, se pare bien, lo haga mejor y hasta señales de decepción si la niña no hace lo que ella dice. Tienen que pasar por situaciones estresantes y de increíble presión, que otras niñas de su misma edad jamás experimentan.

Evidentemente no hay razón suficientemente buena para hacer que una niña pase por todo esto, y robarle su niñez de esa manera. Probablemente estas madres quieren que su hija se gane una beca para la universidad, pero entonces, ¿por qué no le enseña a ser buena estudiante? dicho de otra forma, estas madres deberían de pensar primero en sus hijas y después en tratar de reparar lo que ella no pudieron vivir atraves de sus hijas.